Por Isaac Yuyo Rudnik
Recién hoy martes 5 de junio puedo sentarme a escribir algo sobre lo que no termino de entender que es real. No puedo imaginarme que la próxima vez que vaya a esa ciudad, La Paz, a ese país, Bolivia va ser diferente al que conocí. Me lo tuve que repetir varias veces, y ahora que lo estoy escribiendo creo que empiezo a comprender.
Lo conocí en mayo de 2005 cuando estaba en curso la
ofensiva final del movimiento popular encabezado por Evo contra el
endeble gobierno de Carlos Mesa que llevaría a su caída, y al proceso
electoral que sobre finales de año produciría la victoria del MAS.
Reunión en la Embajada Argentina para arreglar el encuentro con Evo en
la casa de Antonio y María Marta.
Cuanto amor, cuanta pasión por
Bolivia, cuanta convicción en el triunfo en un marco en el que sólo
contaban (quiero poner contábamos porque siempre me sentí parte,
pero no me animo porque los que ponían la inteligencia, los sentimientos
y el cuero eran ellos) con el pueblo pobre movilizado en la calle.
Literalmente el pueblo movilizado en la calle. Marchando desde El Alto y
desde todos los rincones de Bolivia. Creo que nadie de los que pude
hablar en esos días, excepto Evo y los dirigentes mas cercanos, entre
ellos Antonio, confiaba en el triunfo cercano. Algunos de los
“observadores amigos” o “imparciales”no sé si realmente lo querían. En
general la visión es que no “era el momento” o la “correlación de
fuerzas no daba”. En diciembre el MAS ganó las elecciones y un mes
después Evo asumió la presidencia.
Como en esos días y como había sido toda su vida Antonio
estuvo en primera línea de batalla. No se perdió ningún detalle, estuvo
presente en todos los debates con opinión propia. Siempre sin
conseciones, sin eufemismos, sin tregua. A veces mediante un llamado
directo a Evo: “escuchame Evo esto que estás haciendo no es lo mejor…”
muchas otras publicando sus opiniones críticas en declaraciones desde su
banca de Honorable Senador (en pocos casos tan merecido el calificativo
de Honorable que tienen los senadores bolivianos), y en los
últimos años desde su función de incansable periodista. Pero siempre,
siempre, desde el corazón del proceso de cambio encabezado por Evo.
Antonio querido, cuando vaya a La Paz vas a estar ahí con
nosotros y nosotras, con Evo, con el MAS, con el pueblo boliviano. Vas a
estar también acá en Buenos Aires, y en todas las ciudades de América
Latina, con los tratamos de ser, aunque sea un poco, como vos. Hace rato
dejaste de ser sólo del MAS, de Bolivia. Sos de todos y todas los que
seguimos peleando por una sociedad justa y libre.
No nos abandonaste. Estás acá y te queremos mas que nunca.
Isaac Yuyo Rudnik
Movimiento Libres del Sur
Argentina 05/06/12
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