sábado, 7 de agosto de 2010

Carrasco en el centro del debate de los agroquímicos


Convencido de que la difusión de su investigación cortó un silencio que no sabía cómo transformarse en palabras, el científico Andrés Carrasco valora las primeras reacciones sociales frente al peligro de los agroquímicos y el riesgo que significa la continuidad sin cambios del modelo agropecuario.

“Estamos hablando de salud humana”, subraya, por si hiciera falta, mientras defiende con fuerza el principio precautorio que habla de invertir la prueba y advierte: “Acá hay un grado de libertinaje muy grande para el uso de estos venenos”.
Carrasco llegó ayer a Resistencia y antes de dar una conferencia de prensa en la Cámara de Diputados de la provincia, atendió a NORTE y repasó algunos detalles de la investigación que despertó una gran polémica tras concluir que el uso de glifosato en mínimas dosis provoca malformaciones neuronales, intestinales y cardíacas en los embriones de anfibios. Hoy, desde las 9, dará su segunda disertación en la Facultad de Humanidades de la UNNE: “Agroquímicos: soberanía y modelo de conocimiento científico”, una charla dirigida a investigadores, docentes y estudiantes. La apertura y presentación estarán a cargo del doctor Horacio Lucero.
Para las 11.30 está prevista la salida hacia La Leonesa y Las Palmas, donde Carrasco mantendrá un encuentro con los vecinos de ambas localidades, quienes hace tiempo vienen denunciando la contaminación provocada por las arroceras ubicadas en el Departamento Bermejo. Luego, el científico realizará una recorrida por la zona.

Bajo los designios de la renta

Frontal y sin vueltas, Carrasco asegura que “el sector agropecuario no tiene pruebas científicas porque no es su naturaleza y tampoco tiene principios que no sean otros que la renta”. Por eso, defiende con fuerza y argumentos sólidos su investigación y propone revisar el modelo de producción. “Hoy es el glifosato pero mañana habrá otros paquetes tecnológicos. Esto no se termina con el glifosato. Esto es un ejemplo paradigmático de cómo funciona un modelo productivo y el contenido de este modelo ya no es mi problema”, remarca.
Hace un año, el científico difundió su investigación sobre los efectos sanitarios del modelo agropecuario y, desde entonces, recibió una dura embestida que intentó desprestigiarlo. Pudieron más sus tres décadas de trabajo científico y académico, y su prestigio como investigador principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y director del Laboratorio de Embriología Molecular de la Facultad de Medicina de la UBA.


Libertinaje

Su prédica impacta desde el inicio. Pero no porque utilice conceptos tajantes, sino porque el prestigio científico adquirido lo hace una voz autorizada para decir lo que dice. “Acá hay un grado de libertinaje muy grande para el uso de estos venenos”, enfatiza el doctor Andrés Carrasco mientras pide una revisión integral del pobre marco legal que regula en Argentina el uso de agroquímicos y una nueva clasificación, adaptada a los nuevos modos de producción.
“Los agroquímicos son todos tóxicos, mal que le pese a cualquiera. Son venenos por definición. Matan seres vivos. Supuestamente para favorecer a otros seres vivos; pero si mata plantas es un veneno y mata al resto de los seres vivos”, redunda. Así, con base en los datos de la producción sojera y la utilización de glifosato, insiste en un concepto que embandera desde siempre: “20 millones de hectáreas y 200 millones de litros de glifosato es un experimento de campo que ningún ecólogo pudo predecir alguna vez en un laboratorio. Sobre todo si ese experimento está hecho en un lapso de 10 o 12 años”, grafica. De análisis profundos y con respuestas exactas, para Carrasco se trata de “un juego de discusión política, de reflexión de pensamiento donde hay que bancarse a los tontos”.